Desde que la UE como la hoy
conocemos se decidió formarse de manera clara, directa y consensuada por los
principales países interesados, no ha pasado un espacio temporal muy amplio.
Son unas nuevas formas de interrelación entre países en materia económica,
política y social nunca antes conocidas, cambios que aún estamos y estaremos
durante algunos años más interiorizando para entender todo el nuevo entramado y
contexto que se presenta actuando como unión de países, como Unión Europea.
Como he venido defendiendo en
anteriores entradas, aún no conocemos realmente qué significa estar en la UE.
Porque aún no tenemos la experiencia previa que te da el transcurso de un
espacio de tiempo prudencial para valorar aspectos como conocer realmente qué
significa estar bajo una moneda común, bajo un mismo banco que regula y controla o
bajo unos nuevos poderes políticos. Algunos de ellos ya vamos aprendiendo poco
a poco qué significa realmente como que: no podemos controlar nuestra moneda
para hacer devaluaciones y recuperar así fortaleza de un país frente al
exterior obligando a utilizar nuevas armas; control fiscal y económico de
organismos que no están en Madrid si no en Bruselas; decisiones políticas que
no dependen tanto del partido político que gobierna; consecuencias de un
rescate al país; controles de estrés a los bancos para analizar su viabilidad…
Son estas nuevas formas de
organización económicas, social y política provocado por un lado por el cambio
de mentalidad de la sociedad, del gran avance en muy pocos años de la tecnología
aún no absorbida por la organización en las empresas, y por la gran decisión de
formar una UE, la que me lleva a plantear que se empieza a formular nuevas
reglas en el aspecto económico de la UE.
Una forma de entender la economía
llevada por una sociedad con una mentalidad distinta a la de hace 20 años, que
se pone a prueba y saca a relucir sus interioridades ante un momento de crisis
económica tan aguda que se vive. A continuación presento lo que entiendo que
son los capítulos de este nuevo evangelio de la economía según la UE:
1.
El
primer capítulo: Los bancos
Se ha visto unos bancos que actúan prestando
más dinero del que pueden disponer, a acreedores que no podrán devolverlo, a
sabiendas de que para impedir que quiebren (son empresas privadas recuerden) y
estalle el caos económico, serán rescatados con fondos públicos (de nosotros,
los contribuyentes). Y una vez que lo reciben comienza el ritual, porque se ha
visto que los fondos que recibieron, solo sirvieron para cubrir sus beneficios
y destinarlo a sus accionistas, nunca para activar la economía. Todo eso con
impunidad hasta ahora por los poderes públicos, esos que deben vigilar por los
intereses generales y del pueblo. Estrategia que siguen los bancos abusando del
poder que saben que disfrutan ante una economía que se balancea al son que
marcan ellos. Parece que nadie sabe cuándo
acabará este baile. Lo seguro es que en Europa, la crisis no está en Grecia,
España, Portugal o Italia, la crisis está en Bruselas.
2.
Segundo
capítulo: Poder político
Porque en esa
formación de la UE, se decidió aceptar el ingreso de Grecia a la moneda común
sin hacer los controles necesarios pese a las sospechas de que las cifras
estaban más que hinchadas y que existía un déficit mucho mayor que el
declarado. Una vez que la verdad salió a la luz había dos alternativas: aceptar
la quiebra de Grecia pasándole la cuenta a todos los que facilitaron su
gigantesco endeudamiento (se incluyen los bancos ¡cómo no!) o cargárselas a los
Estados de la región. Según el evangelio de la UE, los bancos son intocables, tomamos
la segunda alternativa: estados que prestan préstanos monumentales para salvar
el día a día de Grecia a sabiendas que nunca será devuelto (esto se hace
recuerdo con fondos públicos, de los contribuyentes, de cada uno de los países).
3.
Tercer
capítulo: las agencias de certificación de deuda
Otro punto de
este evangelio habla de las agencias de certificación de deuda. Se hace todos
los esfuerzos posibles para evitar los déficit fiscales y evitar la
calificación negativa de estas agencias (Moody´s, Standar&Poor´s, Fitch),
las mismas que avalaron la solidez de Wall Street antes del desastre del 2008.
Agencias movidas por lobbys de intereses políticos y bancarios son las que aprietan
y asfixian la economía de los países, bailando por tanto también al ritmo de
sus intereses más allá del beneficio de la sociedad. Porque un déficit fiscal
lleva a despidos de trabajadores, recorte en servicios de salud y educación, en
definitiva el tan manido estado del bienestar.
4.
Cuarto
capítulo: las entidades privadas
También hay
sobre este aspecto una nueva forma de entender la economía. Entidades que suben
el sueldo de sus directivos y dividendos de sus accionistas, a cambio de
despidos masivos amparados por la situación económica actual. También en este
ámbito se juega con fuerza política, para conseguir bajar el tipo impositivo de
las rentas que tienen en el extranjero con el pretexto de repatriarlas para
activar la economía y finalmente sólo sirve ese dinero para liquidar empresas,
hacer nuevas operaciones en el exterior
y cerrar fábricas. Se esperan más amnistías…
5.
Quinto
capítulo: la sociedad
Sociedad que
necesita de una transformación. Estamos viviendo una crisis resultado también
de una organización social basada solo en las relaciones comerciales motivadas
por la codicia. No hace mucho un futbolista decía “Valgo lo que pagan por mí”;
las personas quedan reducidas a mercancía, si no rentan, son material
desechable; así se les mira y así se les cataloga. Y este pensamiento me lleva
al “principio de responsabilidad” del que hablara el pensador Hans Jonas.
Porque por muchos cambios técnicos que hagamos en la economía, por muchos que
nuestros políticos y bancos cambien la situación no mejorará si las personas y
organismos sociales no se mueven en ocasiones por ese principio de gratuidad en
lo que se hace, pensando en el bien común de la sociedad y no en el egoísmo y
orgullo dominante.
Un evangelio este de la economía
en la UE, que le falta un capítulo sobre ética en todos sus ámbitos: políticos,
empresariales, sociales y bancarios. Porque esa ética al menos sí está en el
evangelio de Wall Street, con sus imperfecciones como es de esperar, pero
aparece y es esa ética la que coloca la conveniencia por encima de todo otro
valor.