Si empezamos a escuchar a
pseudoeconomistas, políticos disfrazados de economistas o tertulianos de los
actuales famosos programas de televisión donde se habla en prime-time sobre economía escudriñando las causas y consecuencias
de esta crisis que vivimos, acabas dándote cuenta cómo aquí todo el mundo sabe
de todo. Te das cuenta de donde está el problema de la situación actual: Se
juega indiscriminadamente con situaciones y proyecciones disfrazadas de
metáforas equivocadas. Juegan a ser médicos de la economía, recetan una
economía la española que está pasando un periodo de ingresos reducidos por
efecto de factores externos y con la carga de una deuda pesada. Para ello le
recetan control y ajuste por medio de ajustarse el cinturón, recortar los
costes, cancelar deudas. Supongo que buscan persuadir a las personas de que las
políticas que se están llevando a cabo son las adecuadas, es decir, hay
intereses políticos detrás.
El problema es que la actual
crisis no es ese estereotipo que nos quieren hacer ver. Porque nuestros
ingresos son bajos precisamente porque gastamos poco; precisamente lo que menos
necesitamos es seguir recortando el gasto (vía recortes, bajadas salariales,
subidas impositivas…), ya que lo único que se hace es seguir aumentando el
círculo vicioso.
¿Tenemos un problema de deuda?
Sí, pero nos lo debemos unos a otros, empresas a otras empresa…y los bancos
siguen sin dar fluidez al crédito.
¿Recortar costes? Y pregunto yo para
qué sirve recortarlos, ¿en comparación con quién? Porque si todos intentamos
reducir cortes y gastar menos, estamos empeorando la situación.
Y aquí es donde entra la frase
que da nombre a esta nueva entrada, la ECONOMÍA DEL ESPEJO, y no es que me
refiera a la economía que yo entiendo ( por la coincidencia con mi apellido) ,
lo que quiero transmitir es que ahora mismo estamos al otro lado del espejo,
como decía el Premio Nobel de Economía Paul Krugman. Al otro lado del espejo,
porque estamos en la trampa de la liquidez, donde ni siquiera una tasa de
interés baja ayuda a mejorar los datos de empleo y, el exceso de deuda, nos hace
vivir en constantes paradojas como: aumento de ahorros en economía deprimida
que solo sirve para gastar menos y no reactivar la economía, o flexibilizar el
mercado laboral “eufemismo de recorte salarial” donde un recorte general de
salarios solo provoca que se gaste menos.
Se sigue pensando que tomar las
medidas prudentes y conservadoras nos sacará de esta crisis, cuando lo único
que hace es seguir agravándola. Hecho que nos debería hacer pensar que quizás
lo que haga falta es justo lo contrario. Porque en un momento donde muchos
deudores intentan aumentar sus ahorros (no darles salida para activar la economía)
y cancelar las deudas, es importante que haya alguien que haga justo lo
contrario: que gaste más y tome más dinero prestado. Efectivamente ese “alguien”
debe ser el gobierno.
¡Qué falta hace mentalidades
keynesianas para salir de esta situación actual! Y el problema es que Europa y
sus dirigentes demuestran cada día que pasa que son más antikeynesianos.